Mi mamá tiene tablet

Mi mamá tiene tablet

Si digo que el mundo está cambiando muy rápido no descubro nada nuevo, lo sé. Un ejemplo de ello es que hoy en día no solo es muy difícil ver a la familia reunida frente a la tv, sino que es difícil ver a la familia reunida.

Hace una década, cuando recién empezaba a trabajar en publicidad, todo el mundo me hablaba de los medios tradicionales VS los medios digitales. Por aquel entonces, además de que Grecia ganaba la Eurocopa (todos metidos atrás y con Charisteas solo arriba), los medios digitales eran simplemente un complemento muy pequeño que se llevaban el mínimo presupuesto en cualquier campaña (generalmente terminaban siendo un banner, con suerte, animado). Si bien hoy en día aún no se llevan la mayor parte del presupuesto (en Uruguay al menos), los medios digitales pasaron a ser el centro de todas las campañas. Si una campaña no genera interacción con la gente, no sirve.

Entonces podríamos decir que lo digital ahora es lo tradicional y lo tradicional… no sé. Pero ni eso. Lo digital no es un medio, es una forma de vivir y de pensar. Todo es digital. Un taxista (o un Uber) es digital. Un diario es digital. El delivery es digital. El estado del tiempo es digital. Ya nada está por fuera del mundo digital.

Acá llegamos a mi madre. Teresa para ser exactos. Ella nunca aprendió a usar una computadora. Nunca. No sabe cómo se prende, de verdad lo digo. Hasta hace poco tiempo usaba una antigua máquina de escribir (ojo, la rompía). Pero un día su empresa de celulares la “empujó” a tener su primer Smartphone, y así fue como se embarcó en este nuevo viaje digital.

Con ayuda de una sobrina creó su propia cuenta de Facebook, y a los pocos días aprendió a usar Whatsapp. Con una mano en el corazón, pensé que ese era su techo. Una dosis de humillación social con algún comentario como: “Este es el mejor hijo del mundo”. Eso más algún audio cortado y ta, ya está dije, qué grande la vieja! Un día me apareció la notificación que se había creado una cuenta de Twitter. Upsss, esto va en serio me dije. Y así fue. El crecimiento de su conocimiento digital fue tan rápido que en su último cumpleaños le regalé una Tablet.

Hoy en día es usuaria de Netflix, Whatsapp, Facebook (y lo usa muy bien más allá de algún mensaje en el muro un poco meloso de más), Youtube, Google, Twitter, Instagram y vaya uno a saber qué otras cosas más (ojalá que no de Tinder!).

Cuando veo a un niño de 4 años manipular un Smartphone o una Tablet, no dejo de asombrarme. Pero claro, ellos ya nacieron en este mundo, es muy fácil. El otro día mi sobrino vino a casa. Ahí tengo un teléfono antiguo de aquellos en los que tenías que discar y rezar para que le número no tuviera nueves o ceros, y que la vuelta no se hiciera interminable. El teléfono tiene salida y realmente funciona, por lo que él se acercó y yo le expliqué cómo podía llamar a su casa. Arrancó a discar y cuando se equivocó un número me quedó mirando y me dijo: “Tío, ¿cómo se borra?”. Chan! ¿Cómo se borra???? Claro, él nació en la era digital y no tienen ni idea que hay que cortar para arrancar a llamar de nuevo.

Por eso cuando veo a alguien adulto descubriendo este nuevo mundo digital, me parece realmente fascinante. No pensemos más en que a los adultos los encontramos en los medios tradicionales y a los jóvenes a los digitales, porque hoy en día estamos todos en el mismo lugar. Haciendo distintas cosas, pero estamos ahí, en la red. Sin ir más lejos, en poco tiempo, cada jubilado uruguayo será como Teresa y tendrá su propia Tablet gracias al plan Ibirapitá.

En resumen, dejemos de pensar en digital como un medio. Nunca hubo tantas oportunidades para conectar y crear cosas memorables, ya sea por marcas, o por usuarios. Hay tantos formatos y formas de contactar con la gente, que a veces asusta.

Y por último, todo es digital. Yo, vos que estás leyendo esto, mi madre, y seguramente la tuya.

 

Gastón Garrido
Director Creativo


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