No maten al mensajero.

No maten al mensajero.

Cuando pienso en Marcelo Araujo me acuerdo de la cantidad de veces que lo escuché gritar Marteeeeeeen, después de que Palermo hiciera un gol o del video en el que, justo antes de que el Diego le pegue a un tiro libre, dice en la transmisión: acariciala Diego y después dedicaselo a tu mamá, a la Tota (obviamente fue gol de Maradona que enseguida se arrodilló, señaló al cielo y se lo dedicó a su madre). 

El otro día, en “Paren la mano”, escuché/vi cómo Luquita Rodriguez también se acordaba de Araujo, más específicamente de un comentario que hizo el 18 de junio de 1995, cuando Alphonse Tchami, un jugador Camerunés que en ese momento estaba en Boca, le hizo un gol a River. El gol fue un golazo: un pase de Arruabarrena desde la izquierda, un control exquisito de Tchami y un tiro que le partió el arco al Mono Burgos. Mientras todo esto pasaba, en esa locura de velocidad que es el tiempo del fútbol, Araujo, justo antes de que Tchami la bajara, comentó: a ver si sabés, grone. 

Mientras lo recordaba Luquita se rió y dijo: abrió un abanico de, con total liviandad, decir una barbaridad y gritar un gol atrás. Araujo, una de las grandes voces del fútbol argentino, es, como todos nosotros, un hijo de su tiempo. De la misma manera lo es la comunicación, los comunicadores y los mensajes. Incluso la publicidad. 

Todos tenemos alguna pieza, alguna idea, algún chiste del que estamos un poco arrepentidos y que seguramente hoy no haríamos, aunque en secreto, a veces, lo volvemos a ver para reírnos de lo que fuimos. La risa es una buena forma de avanzar, de afrontar, de crecer y de no cometer el mismo error que cometió ese rey que como le cortaba la cabeza a cada mensajero que traía una mala noticia dejó que le ganaran una guerra.

Todas esas piezas son hijas de un contexto, de una realidad, y si bien no tenemos que repetirlas, tampoco tenemos que, mucho tiempo después, matar al mensajero. 

Le pedí a 2 ex compañeros y amigos que admiro muchísimo, que me nombraran alguna pieza propia que hoy no harían o alguna pieza ajena que, aunque sea “políticamente incorrecta” todavía les roba una risa culposa. 

Sofía Escofet – Directora Creativa en Star5

Sofi me habló de uno de sus trabajos: la promo Animate de Pepsi. La recuerda con cariño, como una de las mejores piezas de su carrera, aunque reconoce que hay chistes que sobraron o que no deberían haberse hecho porque repetían ciertos modelos, ciertos estereotipos. 

Como cada vez que hablamos de esta pieza, volvimos a reírnos con chiste de Julio Alonso, de la pantalla verde, de su actuación y de la ejecución. A mi entender, un chistazo. 

Enzo Mansilla – Executive Creative Director & Partner · WILD FI

El Peca me comentó dos campañas que se le vinieron a la cabeza: Chocolate de Axe y Señora de ISSUE. Si bien son dos campañas totalmente diferentes, pueden, de alguna manera u otra, herir ciertas susceptibilidades. A la campaña de AXE es fácil pegarle, pero de cualquier manera tiene ciertos momentos excelentes en su ejecución (entre divertidos y creepys), como cuando él se pica los dedos o cuando los abdominales son una tableta. El caso de ISSUE es distinto, es un humor más sutil y la pieza tiene unas actuaciones impresionantes con respuestas buenísimas que le roban una risa a cualquiera.

No nos olvidemos que ahora la realidad es otra y que en algún futuro, alguien, puede tener la misma reflexión sobre lo que hoy estamos haciendo. 

PD: 

Una de las campañas que es políticamente incorrecta pero que me hace reír muchísimo es la de Mr. Kipling de 2003 porque plantea una pregunta buenísima: ¿qué harías por uno de sus pasteles? ¿Dejarías que alguien sin experiencia en teatro se hiciera cargo del pesebre viviente? ¿Dejarías que reinterpretara la Biblia a su antojo y presentara su versión en un teatro, frente a todas las familias del pueblo? Esta campaña mezcla todo: pueblo, religión, niños, malas actuaciones y un cierre formidable cuando, sobre el packshot, se escucha a José gritar: It’s a girl!


Rafael Dossetti
Redactor creativo. 


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