La libertad vs. el futuro de algunos medios

La libertad vs. el futuro de algunos medios

Históricamente las tecnologías que nos privaban de elegir fueron perdiendo terreno a manos de aquellas que sí lo permiten.
 
¿Cuántos creían hace 15 años que los rollos de las cámaras serían rápidamente sustituidos por tarjetas de memoria de 15×11 mm? Desde luego que el factor económico resultó más que seductor: sacar todas las fotos que quieras sin comprar rollo, y ahorrarte el revelado cada 24 fotos sacadas no daba lugar a dudas. Sin embargo, la libertad es el gran factor que terminó de desplazar a las cámaras convencionales. ¿Qué libertad? La de no tener que preocuparte por que no salgan movidas, porque podés volver a sacarlas; la de tomar imágenes cuando quieras, porque siempre tenés una cámara encima; la libertad de editarlas, para que se vean como quieras.
 
A fin de cuentas amamos la libertad y, de una o de otra manera, terminamos desechandoaquellas cosas que nos la coartan.
 
¿Por qué, acaso, YouTube es la plataforma de videos más exitosa del mundo? Claramente, porque nos deja elegir. Nos deja elegir lo que queremos ver, cuándo y dónde, y hasta en qué definición.
 
Por eso mismo es que cada vez más escuchamos la música a través de Spotify, y menos a través de la radio.
 
Al mismo tiempo, la tecnología cada vez nos conoce más y aprende de nuestros gustos. Así es que no sólo tenemos la opción de elegir sino que además estas aplicaciones nos facilitan esa elección, sugiriéndonos contenidos que seguramente nos gustarán.
 
Lo mismo pasa con la televisión: tal como la conocemos ahora, no podrá ofrecernos ni una fracción de la libertad que nos dan plataformas como YouTube o Netflix. Tampoco es por nada que Spotify ya está trabajando y mucho para ofrecer a nivel internacional contenidos en video on demand.
Esto es apenas el comienzo de una escalada que promete ofrecer aún mucha más variedad de formatos, contenidos, y no sabemos qué abanico de otras opciones.
 
Entonces, ¿alguien cree que dentro de unos años seguiremos esperando a que una señal de televisión ponga en el aire la película que queremos ver? ¿Y estaremos allí expectantes en la fecha y hora que figuran en la grilla de programación? Difícilmente.
 
Aun así, no deberían por esto los medios más tradicionales sentirse amenazados sino, por el contrario, deben ver esta evolución como una oportunidad para reinventarse y aprovechar la ocasión para darles a sus clientes la libertad que tanto aprecian.
 
De hecho, muchas señales internacionales ya lo están haciendo (HBO y FOX son dos grandes ejemplos) con sus propias soluciones para clientes de cableoperadoras asociadas. Entre otras acciones, estos gigantes de la televisión internacional lanzaron ya hace bastante sus aplicaciones para móviles, permitiendo que los usuarios vean los contenidos más destacados donde prefieran.
HBO, por su parte, ya desde 2010 avizoró la necesidad de cambio, y lanzó la plataforma HBO GO, explotando el modelo de TV Everywhere con éxito en varios países incluido el nuestro.
 
En las antípodas, la historia de Blockbuster parece ser un buen ejemplo de empresa que no supo adaptarse a tiempo. Hace unos 15 años, la entonces startup que respondía al nombre de Netflix pretendía ser comprada al “módico” precio de 50 millones de dólares. La cadena de videoclubs estimó que no sería rentable y dejó pasar la oportunidad. El final de la película (hablando del tema) ya lo sabemos. Hoy Netflix tiene más de 62 millones de suscriptores, y un valor superior a los 30 mil millones de dólares.
 
Mientras tanto, por estas latitudes ya hay quienes, aunque tímidamente, se van animando a innovar.
Pero no son todos. Ni siquiera la mayoría.
 
¿Será que nos adaptaremos a tiempo?

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