Google más allá del bien y el mal
Hace poco hablaba del Google Cardboard y las bondades de la Realidad Virtual. Hasta ahora sus competidores prometen experiencias que se asemejan a vivir en la Matrix, pero en comparación a otros dispositivos, creo que es justo decir que gracias a su bajísimo costo (10 dólares en Mercadolibre), su anuncio de 500 apps activas y la altísima penetración de smartphones en el mercado, el Cardboard se podría posicionar como una ceibalita de realidad virtual.La apuesta en el congreso para darle más contenidos a esta tecnología fue presentar Expeditions. Para entenderlo mejor, pueden imaginarse a un profesor mostrándole a sus estudiantes cómo se vería en primera persona la muralla china, o distintas culturas viendo una ciudad (al mejor estilo streetview de realidad virtual). En palabras de sus creadores, el objetivo es el siguiente: «Taking students places a school bus can’t go«.
El otro gran adelanto fue el Proyecto Jacquard, que redefine el rumbo para avanzar en el mundo de los wearables. La meta era diseñar telas «inteligentes» que no fueran distinguibles de las telas tradicionales. Utilizando materiales conductores, transformarán las telas en texturas touch-sensitive, y al tocarlas enviarán mensajes por bluetooth a otros dispositivos.
Este proyecto resulta tan ambicioso como escalable a nivel global, y marcas como Levi’s ya dieron un paso adelante para incursionar en líneas de diseño propias para explorar nuevas posibilidades.
La mayor interrogante de las tecnologías que están trascendiendo es cómo afectarán nuestros vínculos con la realidad, pero al ritmo que nos vamos acostumbrando a cada vez más a experiencias virtuales, debemos estar preparados para adaptarnos y reconocer síntomas asociados a la dependencias que nos generan. Por cómo viene la cosa… internet ya es como el agua y el mundo tiene sed.